CONTENIDO
Presentamos en este nuevo número a un gran santo, desconocido por muchos, que dio testimonio del amor a los más necesitados, especialmente a los enfermos, seña de identidad de la Iglesia católica y de sus fieles, en cumplimiento del mandato evangélico de Jesucristo. Se trata del santo patrón de los enfermeros, san Juan de Dios, hombre cuya grandeza de espíritu sirvió para dar consuelo a aquellos que más lo necesitaban. Cristo dirá en el último día: «En verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis» (Mt 25, 40). San Juan de Dios goza ya de la recompensa prometida por haber convertido su vida en un camino para la obediencia a este mandato del Señor: «Que os améis los unos a los otros como Yo os he amado» (Jn 15, 12).
Traemos también una pequeña aproximación a qué es lo que entendemos por teología, de la mano de José María Rovira Belloso, como pequeño homenaje. También, Luis Mª Guerra nos habla de cómo la experiencia traumática del destierro del pueblo de Israel a Babilonia dio lugar a una espiritualidad específica, que nos narra con maestría. Por otra parte, el gran Eudaldo Forment nos presenta un espectacular trabajo sobre la mística en santo Tomás de Aquino, de lo que enseñó y de lo que él personalmente experimentó, que le hizo incluso sentir desdén hacia todo lo que había escrito sobre Dios hasta entonces. Nos debería hacer pensar hasta qué punto la enormidad del misterio de la divinidad sobrepasa nuestra capacidad de entendimiento y hasta qué punto estamos lejos de apreciar lo que el Señor tiene preparado para los que le aman.
Por último, el padre Rodrigo Menéndez Piñar nos hace una glosa de lo que suponen Santiago y Juan, los Hijos del Trueno, y su relación con lo que España fue en tiempos que ya nos parecen muy lejanos.